San Martín de Castañeda
Un bello rincón en Sanabria
San Martín de Castañeda se encuentra enclavado en uno de los lugares más bonitos de Sanabria, situado en la ladera sur del monte Sospiaco, sobre unos 250 metros sobre el nivel del Lago de Sanabria. El pueblo recibe el nombre de un primitivo monasterio, constituido antes del siglo X.
El Monasterio de esta localidad es un monumento histórico-artístico nacional desde 1931, fue uno de los mayores complejos religiosos de la provincia de Zamora. Como monumento artístico es un maravilloso ejemplo del románico. La iglesia del siglo XII es uno de los monumentos con más valor del románico de Zamora. El templo consta de tres naves con grandes pilares cuadrados, con crucero cúbico. La planta es de cruz latina. La cabecera está formada por un ábside y dos absiolos semicirculares. La portada actual de la iglesia es del siglo XVI oculta a la antigua románica. El patrono es San Martín de Tours y se conserva su imagen en el interior del templo. Otra imagen de gran valor es la Virgen de la Peregrinación que es la patrona del pueblo. Estas dos imágenes más la sillería del coro y el retablo renacentista forma un conjunto de gran valor.
Desde San Martín de Castañeda se pueden realizar o llegan, diversas rutas de senderismo o mountain bike, que nos permiten disfrutar de la belleza de su entorno.
Una de ellas es la Senda de los Monjes: un camino lleno de piedras del Medievo que era utilizado por los monjes y que une Ribadelago, San Martín de Castañeda y el lado Este del Lago, La cueva de San Martín, Laguna de Peces, Peña Trevinca, Montalvo y Laguna el Acillo, entre otras.
Santa María (Siglo XII)
“Difícilmente podrá verse monasterio plantado en sitio más rebosante de hermosura que este: a media ladera de una sierra, cara al sol, entre huertas, praderas y bosques y teniendo a sus pies el Lago de Sanabria, que bien podría rivalizar en fama y rendimientos, con los de Italia, si aquí nos ocupásemos en buscar dentro lo que afuera envidiamos”.
Del reconstruido monasterio a partir de 1150 no queda más que la iglesia y ello por haber servido de parroquia, pues todo lo demás, a excepción de una fachada, se derrumbó a partir de la exclaustración.
Del primitivo edificio del siglo X no queda sino la lápida fundacional empotrada en el hastial del templo, que describe cruz latina con cabecera triabsidal escalonada, crucero ligeramente marcado en planta y bien potenciado en altura y tres naves de cuatro tramos con lo que en definitiva parece inspirarse en la Catedral zamorana, sin embargo en San Martín las pilas son cruciformes hacia las naves laterales y cuadradas hacia el central. En cuanto a cubiertas hay que registrar las consabidas bóvedas de hormo en los semicírculos absidales y cañón apuntalado en los tramos rectos que los preceden; estas capillas quedan separadas de sus correspondientes naves por arcos semicirculares en las laterales y por uno peraltado en la central; también la nave principal y los brazos del crucero se cierran con bóvedas de cañón agudo, pero en el centro de este se elevó una nervada y baida, tal vez inspirada en Moreruela, cuyos nervios apean sobre ménsulas de rollos. Las naves secundarias se techan con bóvedas baídas, de mampostería de pizarra, ero alguna hubo de reforzarse con nervios; existe igualmente una de arista en la nave de la epístola.
De particular belleza en su cabecera por el exterior; el ábside central se anima por cuatro columnas que lo dividen en cinco calles, más estrechas las extremas, abriendo las anchas una ventana por el lienzo sobre columnas con capiteles vegetales esquematizados que apean dos arcos. La cornisa, de tipo zamorano, corre sobre canecillos triangulares. Los absidiolos presentan tres columnas con capiteles vegetales y rasgan solo una ventana con un solo arco redondo sobre columnitas. Capiteles y canecillos son similares a los de la capilla mayor, También es de gran belleza el hastial norte del crucero con una arquería ciega de cuatro arcos alancetanos sobre esbeltas columnas con capiteles vegetales en su cuerpo medial; en lo alto, bajo la cubierta a dos aguas, se abre una ventana con arco semicircular.
Los monjes que lo habitaban obtuvieron el derecho de pesca sobre el Lago de Sanabria en el año 916 y buen uso harían de sus célebres truchas, Donaciones y compras a lo largo de los siglos X al XII acrecentaron su patrimonio, además a mediados de esa centuria gozaron de la protección de Alfonso VIII, que va a donar el monasterio a Pedro Cristiano, monje de Cariacedo y amigo de San Bernardo, y a cuantos acepten la regla Benedictina. En 1207 se incorporará no sin resistencia previa, al Cister.